La Vía Láctea, como cualquier otro objeto en el universo, se mueve a una velocidad que depende del punto de referencia utilizado para medirla. Por ejemplo, el Sol se desplaza a aproximadamente 220 km/s en relación con el centro de nuestra galaxia. Además, la Vía Láctea está acercándose a la nebulosa de Andrómeda a una velocidad de unos 300 km/s.
Sin embargo, determinar la velocidad de la Vía Láctea en relación con el espacio vacío es una tarea imposible, debido a que el espacio no tiene un punto de referencia absoluto. A pesar de esto, el Universo está lleno de radiación de microondas remanente del Big Bang, conocida como el fondo cósmico de microondas, que puede usarse como una referencia para medir la velocidad.
Al estudiar este fondo cósmico, los científicos han observado que, al moverse la Vía Láctea, la radiación de microondas frente a la galaxia se vuelve más intensa y se desplaza hacia el azul, mientras que detrás se debilita y se desplaza hacia el rojo. Estas mediciones indican que el grupo local de galaxias, al que pertenece la Vía Láctea, se desplaza a una velocidad de aproximadamente 600 km/s en relación con este fondo cósmico.